Los empresarios que recogen el material se quejan de la falta de información
Juan y Tomás no se conocen, pero tienen mucho en común. Conducen la misma furgoneta - una ford transit blanca-, ambos han acabado en el paro tras trabajar muchos años en la construcción y cada mañana rebuscan chatarra entre talleres, obras y contenedores de la ciudad.

Sin estos permisos, no podrán vender lo que rebusquen en ninguna chatarrería.
Juan y Tomás suelen sacar al mes 300 euros, a lo que suman los 420 de la ayuda social tras el subsidio. Los restos de ventanas, de tubos de gas o de cañerías ayudan a pagar los libros de los niños o a no acumular retrasos en los pagos de la luz y el agua.
A la falta de actividad en la construcción y en los talleres, principales surtidores de material, se une una el disparatado aumento de la competencia. La chatarra ha servido de refugio para muchos despedidos de la construcción y ya no extraña que se junten dos rebuscadores en un mismo contenedor de obra.
Por eso cuando Juan y Tomás se enteraron de con la nueva normativa se van a tener que hacer autónomos y sacarse la licencia, que en algunos ayuntamientos lleva aparejada otra tasa, se echaron las manos a la cabeza. «Si saco malamente 300 euros al mes, como voy a pagar el autónomo», explica... LEE EL ARTÍCULO COMPLETO AQUÍ
fuente: http://www.hoy.es/
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