En la puerta de entrada, una Ford Transit aparcada espera a que su dueño termine los trámites del papeleo de la chatarra que acaba de vender. Dentro, los empleados de la empresa Hierros y Metales Betoño, ubicada en el número 5 de la calle Osinaguea, atienden a la transacción, y acogen con mala cara la visita de EL CORREO. «No te voy a responder a nada», suelta quien lleva la voz cantante mientras indica el camino a la puerta. «Nosotros sólo compramos a talleres», deja caer ante la insistencia, tras reiterar su negativa a hablar. Sólo unos minutos después una furgoneta Mercedes, conducida por una persona de etnia gitana, cruza la puerta con total confianza.
Razones para negarse a hablar no les faltan a los responsables de esta chatarrería, ya que su propietario está imputado por un delito de receptación de material robado como consecuencia del hallazgo en su pabellón por parte de la Ertzaintza de unos pescantes sustraídos la semana pasada en el exterior de una empresa vitoriana y valorados en 6.500 euros. Además de una tonelada de cableado cuyo origen no pudo justificar. Ante estas evidencias, los agentes, que llevaban investigando varias semanas los puntos de compra de la chatarra robada, no dudaron en imputar al hombre, de 31 años.
La noticia sorprendía al resto de chatarreros que comparten polígono industrial con el negocio del imputado, y que aseguran no adquirir material de procedencia ilícita. En Los Vascos, en Portal de Betoño, su responsable ha recibido en alguna ocasión la visita «de particulares con una furgoneta llena de piezas y recortes, y se los tienes que echar para atrás». No se arriesga, y así lo indican los carteles en la entrada. «Este volumen de chatarra solo lo compramos a empresas y talleres, porque nos ofrece la garantía de su procedencia, pero aun así tenemos sus DNI», explica. Todos sus vendedores tienen que presentar la documentación, y pasan a su fichero. «Además, las inspecciones de la Policía son continuas, y seguramente ellos ya saben por dónde se mueve todo lo robado», añade.
«Se les nota»
En Lajo y Rodríguez, ubicada en el 2 de la calle Albéniz, la respuesta es la misma. «Sin documento... LEE NOTICIA COMPLETA
fuente: http://www.elcorreo.com/
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