Son las cinco de la tarde y una larga cola de vehículos, la mayoría viejas furgonetas, esperan pacientemente a la puerta de una empresa de chatarra, en una calle apartada del polígono industrial la Cova de Manises. Cada uno lleva lo que puede vender, ya sean unos hierros, cuatro cables o trastos inservibles sacados de la basura. Lo que sea para conseguir unos cuantos euros y ganarse así la vida.
Entre los residuos, el producto estrella, el oro de los pobres: el cobre. En los últimos años ha experimentado tal subida imparable de precio que se ha convertido en un preciado metal, sustraído de cualquier lugar para venderlo, ya se a un motor de riego, la catenaria de una línea ferroviaria o los cables de la luz. Hace meses que los robos se han convertido en un problema para los agricultores, empresas o ayuntamientos, que se gastan decenas de miles de euros en reparaciones. El último asalto.... TERMINA DE LEER LA NOTICIA
fuente: http://www.lasprovincias.es/
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